Pasan unas cuantas horas, el se ha quedado dormido. Me levanto para hacer la comida. Me visto lo primero que encuentro. Me hago una coleta y bajo. No se cual es su comida favorita, le haré la mía. Busco en la nevera pero no hay prácticamente nada. ¿Estará abierta la tienda? Subo al cuarto a coger dinero. Abro la puerta, él esta allí vistiéndose.
-¿Qué haces? Descansa un rato más.
-No, que va, hoy quiero estar todo el tiempo contigo mañana tendré tiempo a dormir.
-Tengo miedo.
-¿De que?
-De perderte. Se que es una tontería porque ni siquiera estamos saliendo.
-Se que es muy pronto pero a mi me pasa lo mismo.
-Te quiero.
-Y yo. Por eso quiero que salgas conmigo. ¿Qué dices?
-Que si.
Me besa, pero yo todavía no me lo creo. Estamos juntos y tenemos todo un día por delante. Me escabullo de entre sus brazos y corro escaleras abajo el me sigue boy hacia la cocina. Me meto dentro de la barra el entra me agarra por la cintura.
-¿Qué vas a hacer hoy de comida?
-No lo se. ¿Cuál es tu comida preferida?
-Tus besos.
-Pero se agotaron.
-Pues entonces ¿que te parece si hago pasta?
-La hago yo.
-No, tú descansa, no me gusto nada lo que te paso antes.
-Estoy bien no te preocupes tanto de verdad.
-¿Tienes ordenador?
-Si, ¿por qué?
-Tráelo, y busca haber si sale algo de lo que te ha pasado.
-Estoy bien, no hace falta.
-Por favor
-Vale
Subo y cojo el portátil. Me siento en la mesa de la cocina. El me mira expectante. Encuentro un consejero sexual. Le mando mi caso. En diez minutos ya me había contestado. Lo leemos los dos a la vez.
Querida Sara:
Tu caso es muy común entre los jóvenes de hoy en día. No tienes nada de que preocuparte. Me has dicho que ya habías hecho el amor con otra persona antes. Si en tu primera vez no has sangrado, es incluso normal que cuando haces el amor por segunda vez con otra persona que quizá tenga el miembro de mayor tamaño que el anterior. También puede que tu himen este situado más arriba de lo habitual. En cualquier caso no te debes preocupar.
Atentamente.
Dr. Jorge Hernández
Tras leer el mail, me abraza. La pasta ya debe de estar. Me besa y me dice.
-Ves como no tenías que preocuparte. Vamos a comer.
-No tengo hambre.
-Pero que dices Sara. Tienes que comer.
-No lo entiendes, yo lo he hecho por primera vez con el y el conmigo, yo quería que fuera así.
-Y ha sido así. Tu lo has hecho primero con el y luego conmigo. El destino quiso que esto fuese así.
-Tienes razón. ¿Pero que va a pasar cuando termine el verano? Tú ya no estarás.
-Yo siempre estaré contigo, para lo bueno y para lo malo.
-¿Enserio?
-Pues claro que si.
Le sonrío. Recojo el portátil y nos ponemos a comer, bueno mas bien como, el no tenia hambre. Me parecía extraño ya que en desayuno apenas había comido nada. Hablamos mientras comemos de lo que vamos a hacer al terminar de comer. Nos ponemos de acuerdo y decidimos ir a la casa de su abuelo y luego subir al río. Recojo la mesa y nos vamos. Salimos de casa cogidos de la mano. Tras andar quince minutos llegamos a la puerta de la casa del abuelo de Robert. Abre la puerta y entramos. La casa es enorme.
-¿Te gusta?
-Me encanta ¿de verdad es la casa de tu abuelo?
-No te boy a mentir, es mi casa.
-¿Cómo que es tu casa?
-Si antes vivía aquí con mi padre.
-Estas loco. ¿Cómo es que vivías aquí?
-Mi padre compro esta casa cuando yo era un niño.
-¿Y no te aburrías?
-No era muy pequeño y todos los vecinos jugaban conmigo. A de más, había niños, los hijos de los que ahora viven aquí.
-No me lo puedo creer. Así que, el niño que antes vivía aquí, ahora no se molesta ni en pasar por su pueblo natal.
-¡Ey! Eso no es así.
-¿Entonces como es?
-Este pueblo me trae malos recuerdos.
-¿Por qué?
-Mi padre…
-No hace falta que sigas, de verdad.
-No, si estoy aquí es para superar en cierto modo esto. Mi padre murió cuando yo tenia solamente un año, en un accidente de trafico de camino al trabajo.
-Lo siento…
Me sentía fatal por preguntar. Tenia ganas de llorar. Al contarme su historia, recordé que yo tenía una madre, en algún lugar del planeta, viva o muerta, que podría no ser hija única y que quizá algún día la volvería a ver. Lo abrazo.
-Bueno, ¿te apetece que te enseñe la casa?
-Si, claro.
Empieza por el recibidor en donde me enseña un retrato de su padre, el recibidor era inmenso, podía coger dos veces mi habitación, en el había tres puertas y unas escaleras, en el centro se encontraba una chimenea, subimos las escaleras y dimos a un gran pasillo que en medio tenia un circulo, en el pasillo había cuatro puertas. Me coge de la mano y entramos en una de ellas.
Una vez visto todo el piso de arriba en que había tres habitaciones y un baño, bajamos a bajo. En el piso inferior había un salón, un gran comedor y un pequeño aseo.
Al ver que no había cocina me extrañe y tuve que preguntar por ella.
-Robert y la cocina. ¿Dónde esta?
-¡Ho! Si la cocina, veras, la cocina… no la podemos ver ahora por que esta sin recoger. Pero te la enseñare otro día. ¿Vale?
-Entiendo, no te preocupes.
-Espero que no te parezca mal.
-¡No!
Tras decir esto, me lleva y me enseña una pequeña piscina que tienen en la parte de atrás de la casa. Estaba entre barios árboles, entre dos de ellos había puesta una hamaca. En la parte más cercana a la casa había una mesa y una barbacoa, al final del jardín se encontraba una pequeña caseta. Robert me llevo hasta ella para enseñármela dentro solo había unos cambiadores con un aseo y en un cuarto paralelo a éstos un montón de trastos viejos.
Salimos de su casa y nos dirigimos a casa de la abuela. Cuando llegamos cenamos y hablamos un rato. Luego nos fuimos a dormir.