jueves, 21 de julio de 2011

Capitulo 3

Pasan unas cuantas horas, el se ha quedado dormido. Me levanto para hacer la comida. Me visto lo primero que encuentro. Me hago una coleta y bajo. No se cual es su comida favorita, le haré la mía. Busco en la nevera pero no hay prácticamente nada. ¿Estará abierta la tienda? Subo al cuarto a coger dinero. Abro la puerta, él esta allí vistiéndose.
-¿Qué haces? Descansa un rato más.
-No, que va, hoy quiero estar todo el tiempo contigo mañana tendré tiempo a dormir.
         -Tengo miedo.
         -¿De que?
         -De perderte. Se que es una tontería porque ni siquiera estamos saliendo.
         -Se que es muy pronto pero a mi me pasa lo mismo.
         -Te quiero.
         -Y yo. Por eso quiero que salgas conmigo. ¿Qué dices?
         -Que si.
         Me besa, pero yo todavía no me lo creo. Estamos juntos y tenemos todo un día por delante. Me escabullo de entre sus brazos y corro escaleras abajo el me sigue boy hacia la cocina. Me meto dentro de la barra el entra me agarra por la cintura.
         -¿Qué vas a hacer hoy de comida?
         -No lo se. ¿Cuál es tu comida preferida?
         -Tus besos.
         -Pero se agotaron.
         -Pues entonces ¿que te parece si hago pasta?
         -La hago yo.
         -No, tú descansa, no me gusto nada lo que te paso antes.
         -Estoy bien no te preocupes tanto de verdad.
         -¿Tienes ordenador?
         -Si, ¿por qué?
         -Tráelo, y busca haber si sale algo de lo que te ha pasado.
         -Estoy bien, no hace falta.
         -Por favor
         -Vale
         Subo y cojo el portátil. Me siento en la mesa de la cocina. El me mira expectante. Encuentro un consejero sexual. Le mando mi caso. En diez minutos ya me había contestado. Lo leemos los dos a la vez.

Querida Sara:

            Tu caso es muy común entre los jóvenes de hoy en día. No tienes nada de que preocuparte. Me has dicho que ya habías hecho el amor con otra persona antes. Si en tu primera vez no has sangrado, es incluso normal que cuando haces el amor por segunda vez con otra persona que quizá tenga el miembro de mayor tamaño que el anterior. También puede que tu himen este situado más arriba de lo habitual. En cualquier caso no te debes preocupar.
Atentamente.
Dr. Jorge Hernández

         Tras leer el mail, me abraza. La pasta ya debe de estar. Me besa y me dice.
         -Ves como no tenías que preocuparte. Vamos a comer.
        -No tengo hambre.
        -Pero que dices Sara. Tienes que comer.
        -No lo entiendes, yo lo he hecho por primera vez con el y el conmigo, yo quería que fuera así.
        -Y ha sido así. Tu lo has hecho primero con el y luego conmigo. El destino quiso que esto fuese así.
        -Tienes razón. ¿Pero que va a pasar cuando termine el verano? Tú ya no estarás.
        -Yo siempre estaré contigo, para lo bueno y para lo malo.
        -¿Enserio?
        -Pues claro que si.
         Le sonrío. Recojo el portátil y nos ponemos a comer, bueno mas bien como, el no tenia hambre. Me parecía extraño ya que en desayuno apenas había comido nada. Hablamos mientras comemos de lo que vamos a hacer al terminar de comer. Nos ponemos de acuerdo y decidimos ir a la casa de su abuelo y luego subir al río. Recojo la mesa y nos vamos. Salimos de casa cogidos de la mano. Tras andar quince minutos llegamos a la puerta de la casa del abuelo de Robert. Abre la puerta y entramos. La casa es enorme.
         -¿Te gusta?
        -Me encanta ¿de verdad es la casa de tu abuelo?
        -No te boy a mentir, es mi casa.
        -¿Cómo que es tu casa?
        -Si antes vivía aquí con mi padre.
        -Estas loco. ¿Cómo es que vivías aquí?
        -Mi padre compro esta casa cuando yo era un niño.
        -¿Y no te aburrías?
        -No era muy pequeño y todos los vecinos jugaban conmigo. A de más, había niños, los hijos de los que ahora viven aquí.
         -No me lo puedo creer. Así que, el niño que antes vivía aquí, ahora no se molesta ni en pasar por su pueblo natal.
        -¡Ey! Eso no es así.
        -¿Entonces como es?
        -Este pueblo me trae malos recuerdos.
        -¿Por qué?
        -Mi padre…
        -No hace falta que sigas, de verdad.
        -No, si estoy aquí es para superar en cierto modo esto. Mi padre murió cuando yo tenia solamente un año, en un accidente de trafico de camino al trabajo.
        -Lo siento…
         Me sentía fatal por preguntar. Tenia ganas de llorar. Al contarme su historia, recordé que yo tenía una madre, en algún lugar del planeta, viva o muerta, que podría no ser hija única y que quizá algún día la volvería a ver. Lo abrazo.
         -Bueno, ¿te apetece que te enseñe la casa?
        -Si, claro.
         Empieza por el recibidor en donde me enseña un retrato de su padre, el recibidor era inmenso, podía coger dos veces mi habitación, en el había tres puertas y unas escaleras, en el centro se encontraba una chimenea, subimos las escaleras y dimos a un gran pasillo que en medio tenia un circulo, en el pasillo había cuatro puertas. Me coge de la mano y entramos en una de ellas.
         Una vez visto todo el piso de arriba en que había tres habitaciones y un baño, bajamos a bajo. En el piso inferior había un salón, un gran comedor y un pequeño aseo.
         Al ver que no había cocina me extrañe y tuve que preguntar por ella.
         -Robert y la cocina. ¿Dónde esta?
         -¡Ho! Si la cocina, veras, la  cocina… no la podemos ver ahora por que esta sin recoger. Pero te la enseñare otro día. ¿Vale?
         -Entiendo, no te preocupes.
         -Espero que no te parezca mal.
         -¡No!
         Tras decir esto, me lleva y me enseña una pequeña piscina que tienen en la parte de atrás de la casa. Estaba entre barios árboles, entre dos de ellos había puesta una hamaca. En la parte más cercana a la casa había una mesa y una barbacoa, al final del jardín se encontraba una pequeña caseta. Robert me llevo hasta ella para enseñármela dentro solo había unos cambiadores con un aseo y en un cuarto paralelo a éstos un montón de trastos viejos.
         Salimos de su casa y nos dirigimos a casa de la abuela. Cuando llegamos cenamos y hablamos un rato. Luego nos fuimos a dormir.

martes, 19 de julio de 2011

Capitulo 2

Amanece. Hemos pasado la noche hablando, besándonos, tocándonos, mirándonos. Nos hemos conocido. Hemos hablado tanto que hasta sabe que es la segunda persona con la que estado. Eso no quiere decir que fuese la segunda vez que ago el amor en mi vida. Antes cuando estaba con Tony lo hacíamos casi todos los días, pero el era distinto a Robert. Yo había compartido con el prácticamente toda mi vida. Lo había conocido en el segundo año de la educación básica, se había ido el año pasado a un colegio público, que quedaba a las afueras de la ciudad y poco a poco lo nuestro se acabo.
-El desayuno será a las nueve ¿que quieres hacer?
-Que te parece si esperamos a que el desayuno este listo, bajamos a desayunar y después cuando ellos se vallan podemos ducharnos e ir a dar una vuelta.
-Pero, ¿adonde se van?
-Creo que a una fiesta de unos amigos a la ciudad.
-Pero se tarda más de dos horas en llegar a Valei.
-Si, por eso se marchan tan temprano la fiesta es de tarde, así que ellos volverán mañana.
         Me río. Mi sonrisa es pícara, al igual que mi gesto. El me mira y me besa. Esperando los dos a escuchar un ruido. Abrazados expectantes de cualquier movimiento. En media hora se queda dormido. Lo tapo, hace fresco. Boy para mi cama, me tapo y pongo el despertador para las  nueve y diez.
         Suena el despertador. Lo apago velozmente. Él ya no esta. Me pongo la bata y bajo a desayunar. Lomito en la mesa, bebiéndose la taza de leche que mi abuela le ha puesto. Me mira, sonríe. El esta vestido, pero su pelo revuelto dice que no se ha duchado. La abuela me mira con cara asesina, es normal porque no me he vestido para desayunar.
-Sara, ¿que haces así?
-Lo siento abuela, es que hoy no me encuentro muy bien. Creo  que me quedare en casa todo el día.
-Yo tengo que salir es el aniversario de boda de una amiga, pensaba que quizá te gustaría venir.
-Lo siento abuela, se que quieres que vaya pero creo que no estoy en mi mejor momento.
-No se preocupe señora Clara, yo me puedo quedar si quiere, la llamaremos al móvil y si quiere yo le puedo hacer la comida a Sara.
-Bueno, no se, pero tu abuelo también quiere que tú vallas con el.
-Abuelo ¿te importa si me quedo a cuidar de Sara?
-Esta bien te puedes quedar pero nosotros, nos tenemos que marchar dentro de nada y no volveremos hasta mañana.
-Vale os llamaremos  al mediodía y después ya acordaremos la próxima llamada.
         Mientras la abuela fregaba y Josue hacia una pequeña maleta, yo subí arriba. No me lo podía creer, mi abuela se había echado ligue y yo a su vez me había ligado al nieto de su ligue.
         Me acuesto en cama y solo puedo pensar en el. Robert es un poco mas alto que yo, tiene los ojos como la miel, su pelo era castaño y en una de sus orejas lucia un pequeño pendiente. Su cuerpo estaba fuerte, musculoso y bronceado. Yo sentía algo que nunca había sentido por nadie, el era distinto, era un caballero.
         Mi abuela me llama. Me levanto y miro la hora que es, diez y cinco. En diez minutos seré libre, nadie al mando nada más que yo. Quiero ir al río con él, quiero que me enseñe su casa, bueno la casa de su abuelo. Quiero reírme de nuevo con el sin tener que esconderme de nadie. Quiero que mi abuela se valla cuanto antes para poder conocerlo de verdad. Así que tengo que bajar, bajar para que este infierno se convierta en el paraíso deseado. Bajo para despedirme. El esta abajo, oigo a mi abuela como le dice a Robert que si me duele la garganta que me de miel con limón y agua, si me sube la fiebre el jarabe esta en el armario de la cocina,…. Consejos, consejos y más consejos. Meras frases que en breve no van ha servir para nada.
-¿Ya os marcháis?
-Si, ¿te encuentras mejor?
-La verdad es que si. A lo mejor acompaño a Robert asta su casa para que se cambie.
-Estaremos bien. No se preocupe señora Clara.
-Cuida de ella por favor Robert.
-No se preocupe yo cuidare de ella.
         Y tras esto, llegan las despedidas, besos y abrazos. Luego solos, por fin solos. Me pregunta si de verdad estoy bien.
-No seas tonto, claro que estoy bien.
-¿A si?
-Pues claro.
-Joop… Y yo que pensaba que te iba a poder curar.
-Bueno, me duele un poco el pecho siento como si algo se me hubiese clavado.
-Pues creo que tengo la solución.
         Nos reímos. Él mira mi albornoz y acto seguido comienza a besarme. Me quita el albornoz y me mira.
-Te va a parecer raro porque te conocí ayer, pero desde el primer momento en el que te mire tuve ganas de besarte.
-No me parece para nada raro, es mas siento que tú eras esa persona que faltaba en mi vida.
-Te quiero.
-Y yo.
Sin decir nada más nos besamos. Entre besos subimos al piso de arriba. Su colchón, el colchón donde hemos pasado la noche, el colchón en el que parece que el tiempo no pasa, el colchón que un día se dejo de usar y que ayer nosotros le dimos de nuevo uso.
Nos tumbamos y el se pone encima de mi sacándose la camiseta, luego se desabrocha de pantalón, me mira, me besa. Entonces me saca el camisón, me besa el pecho y me pregunta.
-¿Es aquí donde le dolía?
Yo le sigo el juego.
-No, es mas abajo.
Entonces me besa el ombligo y yo me río.
-¿Es aquí donde le duele?
-No, mas abajo.
Y me saca el tanga con la lengua, sin miedo. Entonces me dice.
-Creo que lo que usted tiene es un buen calentón.
-¿Es muy grabe?
-No, tiene cura.
-A si, ¿y cual es?
Entonces me coge en brazos y me lleva al baño.
-¿Te apetece?
-Si es contigo si.
Me besa y sale del baño. Yo lo observo desde el marco va a mi maleta y coge un preservativo. Me lo enseña. Entra en el baño y mientras el se lo pone yo abro el grifo del jacuzzi. Me coge por la cintura pero no le dejo tiempo, me giro en seguida y lo beso. Me pone contra la pared y me mira de esa manera tan especial. Le sonrío y de un salto me pongo encima de el. El sabe lo que quiero. Pero solo me besa. La bañera ya esta.
-Espera la bañera va a desbordarse.
-Corre ciérrala.

lunes, 18 de julio de 2011

Capitulo 1

Ya es sábado se acabo la cena, el desayuno que no me he tomado y las despedidas de ultima hora. Ahora toca descansar… toca irse a casa de la abuela Clara. ¿Qué tocara este año? Un té, unas pastas y una amiga de la abuela o quizá un libro para olvidarme de todo. Puede que por casualidad a mi padre le sobre un poco de tiempo para verme este verano o por lo menos eso me ha dicho en su última carta.
         La abuela Clara me ha recibido como siempre un fuerte tirón de mejilla y un abrazo de los que te deja sin aliento. El viaje ha sido larguísimo y vine con un hambre tremenda. La comida de la abuela como siempre ha estado riquísima pero no me gusta que este Josue con nosotras, al parecer es el “ligue” de la abuela, por eso, en cuanto he podido me he metido en la habitación en seguida, es mi refugio ante el resto del mundo. Desde la ventana de mi habitación puedo observar una casa nueva, todavía no han acabado de construir el garaje, pero creo que vive gente. ¿Quién será? ¿Vendría gente nueva al pueblo? Bueno si es así me da igual seguramente será un matrimonio de ancianos. En este pueblo solo hay ancianos. Le diré a la abuela que me voy a leer al campo que hay por encima de la casa nueva, así de paso investigo  un poco.
-Abuela me voy a leer un rato a fuera.
-No vengas mas tarde de las ocho que va a venir Josue para echar una partida a las cartas.
-Vale abuela no te preocupes.
         No recordaba este camino tan estrecho, debe de ser que las hierbas han crecido. El campo esta más verde y frondoso, da la sensación de que alguien ha estado plantando algún tipo de flores por esta zona. Esperare, como siempre, el atardecer bajo la sombra del manzano que esta en la parte más lejana al camino mientras leo el libro que me he traído. Esperé pues unas horas en las que he leído, reído e incluso asombrado por la belleza del campo y por la sensación de ser libre de nuevo. Me he acostado sobre la hierba fresca para ver las nubes con ese tono especial que le da el sol en los últimos momentos del día. Estaba tan relajada que no me daba cuenta de la hora, hasta que alguien me pregunto:
-¿Perdona eres Sara?
         Me quede en blanco y de repente.
-¿Estas bien?
         Me levanto, me arreglo un poco y entonces cuando el me estaba viendo, le dije:
-Lo siento, creo que no te conozco.
         Y mientras lo decía aprovechaba para echarle un vistazo.
-Claro, lo siento no me he presentado me llamo Robert, soy el nieto de Josue.
-Ams… Y dime ¿Qué querías?
-Me ha mando la señora Clara a buscarte, dijo que tenias que haber regresado a las ocho y que estaba muy preocupada por ti.
-¡Es verdad! No se donde tengo la cabeza últimamente.
-No pasa nada, la señora Clara es muy buena y hace un pastel de carne buenísimo.
         Nos reímos, menuda tontería, ¿a que vendría eso?
-Si, ya lo se. Me encantan los pasteles que hace mi abuela.
-Bueno creo que ahora que te he encontrado es hora de irse, porque si nos retrasamos un poco más, son capaces de llamar a “Desaparecidos”.
-Tienes razón.
         De camino a casa solo pensaba: ¿donde se había metido todo este tiempo? ¿Qué hacia aquí? ¿Lo volveré a ver? Lo mas curioso era que no sabia el porque sabia que mi abuela Clara hacia esos ricos pasteles de carne y lo mas curioso ¿Por qué mi abuela lo había mandado a buscarme?
-Ya llegamos.
         Lo dijo mientras abría la puerta como si estuviera en su casa y yo fuera la invitada. Entro yo primera, es todo un caballero, había un aroma que yo desconocía, olía genial pero yo sabia que eso no me iba a librar de la reprimenda que me iba a dar en breve la abuela, de los nervios no me diera prácticamente cuenta de que Robert me había cogido la sudadera de la mano y la había colgado, en ese momento sale la abuela de la cocina, se esta secando las manos al delantal y entonces me dijo:
-Sube a tu cuarto y cámbiate, baja en cuanto estés lista. Por cierto ya me explicaras luego porque has llegado tan tarde. Vístete la ropa que te he comprado.
         Subo tan rápido como puedo, no tengo tiempo que perder, abro la puerta y ahí están las bolsas, encima de la cama. Las abro pese a todo espero que mi abuela tenga buen gusto o que se halla dejado aconsejar por las dependientas. Primero abro los zapatos, son rojos de tacón, por lo menos son bonitos. Abro el paquete grande, es un vestido palabra de honor en color rojo y con los bordes en negro caía hasta la cintura recto y cae hasta las rodillas en forma de campana, pensé que podía ser peor. Me lo visto enseguida, el vestido ya esta planchado, me pongo los zapatos. Empiezo a recoger los envoltorios de los regalos y me doy cuenta de que me falta un pequeño regalo. ¿Qué será? Lo abro y me llevo una gran sorpresa al abrirlo, una hermosa diadema roja a juego con un bolso de mano, el vestido y los zapatos. Me pongo la diadema el pelo me cae sobre los hombros me siento rara puesto que siempre me ago una coleta. Me miro y sin pensarlo dos veces bajo al comedor. Ya están todos allí, pero yo solo me preocupo de que mi aspecto no sea espantoso. Me siento a la mesa. La mesa es larga pero sin embargo es bastante estrecha, yo estoy sentada en un lateral y Robert enfrente de mí, la abuela y Josue están sentados en los extremos de la mesa. Los platos ya estaban servidos, la mesa estaba puesta con la mejor bajilla. Me extrañe durante un segundo, pero, después, solo me podía fijar en el, tan cerca, con esa sonrisa tan bonita. Me eché hacia atrás el pelo y luego no miramos fijamente, como si solo estuviéramos los dos solos.
         Cuando terminamos de cenar Josue, el abuelo de Robert, dijo que su nieto si no hubiera sido porque la madre se había ido de viaje a Chile, no se habría dignado a aparecer por allí en todo el verano. Siendo sincera yo no vendría si me dejaran escoger, pero en mi caso tiene una explicación porque yo vengo todos los años al mismo lugar, en el que la discoteca es un viejo bar en el que suenan canciones ya pasadas de moda y en el que el cine es lo mejor que te puedes encontrar, aunque solo pongan clásicos no importan porque estas en contacto con la naturaleza. Nos dieron las dos de la mañana hablando y contando anécdotas. Era ya tan tarde que la abuela les invito a quedarse a dormir. Josue ya debía de estar bastante acostumbrado, porque no se lo pensó ni un minuto. El problema es que como mi abuela utilizaba el cuarto de abajo como trastero, le tuvieron que poner un colchón en mi habitación para que durmiera. Lo peor no fue cuando me lo dijo mi abuela, sino cuando llego la hora de meterse en cama. En cuanto salí del baño con el camisón y abrí la puerta de la habitación y lo encontré en calzoncillos. Solo se le ocurrió decir:
-Espero que no te moleste, es que no tengo pijama.
-No tranquilo no me molesta, pero que haces ahí.
-Lo siento, no me he dado cuenta de que no estoy en mi casa, me encanta ver las estrellas antes de ir a dormir.
-No, tranquilo, a mi no me molesta, es mas a mi me encanta estar en la ventana al fresco y sentir por un momento que puedo tocar las estrellas.
         Sin darme cuenta prácticamente estaba a su lado apoyada en la ventana viéndolo y entonces se hizo el silencio. En mi mente solo pasaba la idea de que apenas nos conocíamos, pero mí corazón decía, hazlo. No me podía resistir, así que me erguí y toque suavemente su torso medio desnudo, el me agarro por la cintura y seguidamente yo le rodee el cuello con los brazos y nos comenzamos a besar, parecía que no había nadie en el mundo aparte de nosotros. El bajo un poco mas las manos y luego empezó a subirlas llevando consigo mi camisón y dejando entre ver mi tanguita negro. El tenía ganas de seguir y yo tenía ganas de que siguiera. Me saco el camisón y me pregunto si quería hacerlo. Yo conteste rápidamente que si con un gesto de cabeza. El me saco el tanga con la boca. Estábamos sobre el colchón que le habían puesto, besándonos. Yo me senté y el se puso de rodillas, le saque el calzoncillo mientras el me intentaba desabrochar el sujetador. Acostados, cuerpo con cuerpo, ambos unidos cerca de ser un único ser. Me mira y se para como preguntando. Entonces me dijo si estaba segura no podía hablar debido a la tensión del momento, entonces volví a asentir. El me empezó a besar llego a cerca del ombligo cuando se paro. Lo mire, se estaba levantando y yo junto a el. Me dio miedo el simple hecho de que se echara atrás. Y a la fuerza le tuve que preguntar.
-¿Estas bien?
-Un momento no te preocupes.
         Mientras me decía esto me abrazaba dulcemente al tiempo que seguía preocupado por algo.
-Si no estás seguro lo entiendo.
-No es eso, no se como decírtelo.
-No sabes decirme ¿lo que?
-Pues, que no tengo preservativo.
-Tranquilo, yo si.
         Me dirijo hacia mi maleta y cojo uno de una caja.
-He venido directamente del internado y allí nunca se sabe lo que te puede suceder.
         Me sonríe y me besa. Se lo pongo con mucha suavidad. Entonces me acaricia, me besa, le toco, me toca. Me toca a mi, es mi turno, me pongo encima de el, nos miramos, pero es nuestro turno, el turno de los dos, dibuja mi silueta con sus dedos y entonces me levanta en brazos y me une a el.

Introdución 1

No se puede decir que Sara sea una adolescente distinta al resto, cierto es que su aspecto es deseado por cualquier joven. Sara es una chica de 16 años que cumplirá próximamente los 17, es alta, delgada y perfectamente proporcionada. Su rostro siempre moreno, al igual que su cuerpo, sus labios ligeramente rosados como el carmín y sus ojos, son cómo dos zafiros volando entre nubes de algodón. Sara siempre va con una coleta muy discreta que recoge su pelo castaño.
El padre de Sara la educa lo mejor posible, la lleva a un colegio privado en el que se pasa la mayor parte del año puesto que es un internado, todo lo que ella necesita lo tiene allí dentro y por lo tanto, solamente tiene que salir de allí cuando esta enferma, tiene una salida cultural o bien esta de vacaciones. Y su vida siempre es así… su padre siempre de viaje, es un gran hombre de negocios y ella no soporta no estar con el. Y a su madre no la mira desde los ocho años y medio. Solo tiene una foto y recuerdos prácticamente inexistentes. Le cuesta mucho recordar la voz de su madre.
         Las vacaciones comenzaran mañana. Es verano y en el colegio solo se quedaran los estudiantes que han de recuperar alguna asignatura y Sara es una magnifica estudiante quiere estudiar medicina y con sus notas no va mal encaminada. Sus maletas ya llevan mas de una semana echas esperando tan afortunado día de salir por el recibidor del colegio para no volver a entrar asta el curso siguiente. Hoy solo toca despedidas, despedidas y más despedidas, hasta la hora de la cena en donde se vestirán de gala y escucharan un discurso por parte de la directora y del director.

Amis lectores:

Hoy empieza un gran dia, un dia en donde empezare a contar historias creadas por mi ingenio y mi imaginación. Prometo que no tendran perdida ninguna parase a leerlas. Ahora les dejo con la primera de ellas q se titula Amor joven