sábado, 31 de diciembre de 2011

¡Feliz año 2012!

Nos espera un año lleno de esperanzas, de ilusiones y de tantas cosas como sueños tengamos. Disfrutadlo tanto como podais.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Felices Fiestas

En estas fechas tan señaladas espero que todos lo paseis muy bien y que disfruteis de estas vacaciones tan apreciades.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Capitulo 7


Pensaba en la abuela y no podía dejar de preocuparme. Pero él estaba aquí como un ángel protector en el que siempre encontrabas ternura, calidez, amor… Nos abrazados en una de las tumbonas. Le miro con cariño. El hace un amago de decir algo, pero entonces se calla. Me abraza más fuerte, como si nunca me quisiera soltar.
-Te amo - le digo en ese momento-.
Me mira. Su sonrisa le inunda la cara y a mi el corazón. Lo he hecho, al fin le he dicho la expresión más bella del mundo. Me besa una vez, otra y otra. Me besa tantas veces que el corazón me late rapidísimo. Noto como me excito y empiezo a sacarle la ropa. El sigue el juego, pero enseguida me para.
-¿Qué pasa?- le pregunto entrecortadamente.
-Lo siento Sara aquí no.- me mira con ternura.
-Perdón pensaba que querías…
-Y si que quiero. Pero aquí no puedo.
-¿Por qué? No lo entiendo entonces…
-Este lugar es especial para mi, es en el único sitio en el que yo puedo desconectar de todo. Nadie baja nunca aquí, ya que mi abuelo esta interesado en la piscina desde que conoció a tu abuela.
-Entonces ¿Por qué me has traído aquí?
-Porque aquí siempre estoy solo. Y ahora puedo estar contigo, y sí, es cierto es una tontería no querer hacer nada en este lugar, pero, quiero estar aquí contigo ya que eres la única persona del mundo a la que he querido tanto.
No lo pienso más. Le abrocho la camisa mientras mis ojos se inundan de lagrimas, para cuando ya he terminado, dos ríos caudalosos se he han formado, y una calida mano hace que mis majillas sigan siendo tan secas como siempre.
Coge su móvil y hace una llamada. Parece que no ha obtenido respuesta. Insiste de nuevo…

jueves, 20 de octubre de 2011

Capitulo 6

Tan solo un beso y unas caricias después, se giro para vestirse. No le preocupo que yo mirase, porque ya lo había visto todo. Mientras el se peinaba yo arreglaba un poco la cama, aquella cama de cuento de hadas.
Minutos después bajamos. Y bajamos. Y cuando al fin llegamos, abrió una puerta. No me lo podía creer… Era increíble, inmenso, la luz entraba por todas partes. No le puedo poner un nombre concreto a esta estancia, porque nunca he visto una cosa semejante. Estaba la cocina, el comedor, los vestuarios (si vestuarios) y lo mejor de todo una inmensa piscina a dos alturas diferentes y un jacuzzi.
-         ¿Tienes hambre? ¿o sed?
-         Tengo ganas de bañarme… Como no me enseñaste esto antes, Dios es precioso.
El me mira como si el “porque no me lo enseño antes” ya supiera que iba a pasar. Entonces no dice nada, solo se va hacia la cocina y saca un par de refrescos.
- Sara te voy a ser sincero, a mi me apetecía que me quisieses conocer por como soy, no por lo que pueda tener.
- No seas tonto. A mi me gustas desde el primer momento en el que te vi.
- ¿Estas segura de eso?
- Completamente, desde el día en que me fuiste a buscar, desde ese día me tienes loca.
- La primera vez que me viste no me hiciste ni caso. ¡No! Espera déjame hablar a mi.- porque decía eso no lo entiendo- La primera vez que te mire fue hace siete años coincidimos en el cine yo iba solo como siempre y tu también, pero en aquel momento no te sentiste nada atraída por mi porque era feo, mientras que tu eras tan guapa como ahora.
Se me paraliza el corazón… no se que decir le quiero y le querría aunque fuera el tío mas feo del mundo. Me acerco a él y le beso.
- No quiero que pienses más en eso, porque ni tu, ni yo, nos conocíamos hasta que nuestros abuelos decidieron mandarte, como un ángel, en mi busca.
- Te quiero Sara. Y no quiero hacer nada por evitarlo.
- Yo tambien te quiero.
Bebi un trago de mi refresco. Y le abrace durante un buen rato, el suficiente como para olvidarme de todo.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Capitulo 5

Su torso. Su torso desnudo se deja entre ver a través del cristal translucido de la mampara. Me invade un intenso olor a coco, del gel de ducha. Dejo la ropa sobre la taza del baño. Mi mente no puede soportar tan grata sensación. Salgo, tan rápido como puedo. Me tumbo en su cama. Que suave es la colcha… La verdad es que es una autentica maravilla de cama, tantos cojines, colores tan bonitos, que hacen juego con el resto de la habitación. Por un momento querría que esta habitación fuese mía, mía para siempre. Que imaginación la mía, pensar que algún día pudiese estar aquí con él, pudiendo disfrutar de las vistas de su ventana, del vestidor, de los calidos colores de su habitación. Pero dicen que los sueños son gratis ¿no?
Al fin sale de la ducha. Y el vapor sale tras el. Me mira tan delicadamente que se me escapa una sonrisa. Se sienta a mi lado tan solo tapado por una toalla. Mira hacia el techo y luego hacia mí. Me abraza. Es un abrazo calido. Entonces me acuerdo de su ropa, allí, encima de la taza del baño, humedeciéndose con el vapor. Pego un salto y corro hacia el baño. La recojo y se la llevo. En cuanto me ve se ríe. Y se ríe. Tanto se llega a reír que me hace sentir incomoda, molesta por no saber porque hace eso. Preguntándome si se ríe de mi, o por algo que he hecho.
-         Eres increíble - me dice sin más.
-         ¿Por qué?
-         Has escogido la misma ropa, que yo mismo cogería.
-         Ya y no te la has puesto. Para eso no me digas que te la coja.
-         No me la he puesto porque no quiero quitármela de nuevo.
Entonces se acerca, coge la ropa y la apoya en un diván que hay a los pies de la cama. Me envuelve entre sus brazos y me dice: “Estaré loco por decir esto pero… Ojala te quedes aquí conmigo, para siempre, ya no me apetece volver a la ciudad, solo me apetece estar aquí a tu lado.”

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Capitulo 4

Nos levantamos sobre las once y media. La abuela y Josue todavía no habían llegado. ¿Estarán bien? ¿Pasarían la noche en un hotel? Todo me sonaba un poco raro la abuela había dicho que vendrían de mañana. Estoy preocupada. Levanto el teléfono y llamo al móvil de la abuela, no recibo respuesta. ¿Se abran quedado sin batería?
         Subo de nuevo al cuarto despierto a Robert y le explico lo que había sucedido.
-         Sara, no te agobies estarán bien.
-         ¿Como no me a agobiar, has visto el telediario de esta semana? Miles de accidentes, accidentes en carretera, donde la gente la muere a diario y más en estas fechas.
-         Pero No te estreses Sara, no ves que mi abuelo a los 80 Km/h ya dice que va muy rápido.
-         Vale… tienes razón…
-         Pero ríete si lo estas deseando.
Esbozo una pequeña sonrisa, en el fondo se que el tiene razón pero es imposible que no me preocupe, mi abuela a sido para mi siempre como una madre.
-         Que te parece si vamos a mi casa es que te tengo que enseñar algo y explicar algo también.
-         ¿Y por qué no lo haces aquí?
-         Porque no me creerías, además e de coger unas cuantas cosas, y si en caso hoy no vienen nuestros abuelos mejor nos quedamos a dormir allí.
-         Pero ¿y si llegan y no estamos?
-         Le dejamos una nota.
-         Vale me parece bien.
-         Pues vamos a que esperas.
Empezamos a andar por el camino mientras hablamos de las casas del pueblo y de su fabuloso, a mi opinión, cine antiquísimo. Entre unas cosas y otras llegamos a su casa, es increíble que ya tenga una casa propia. Saca las llaves del bolsillo, busca la correcta entra unas cinco o seis, y una vez que la encuentra la mete en la cerradura y al fin esa inmensa puerta se abre para dejar salir un olor, un olor como el que nunca pude oler.
-         Pasa, estas en tu casa.
-         No digas tantas curserías, huele genial ¿qué es?
-         Pues no lo se, la verdad es que no huelo nada.
-         Bueno ¿qué era lo que me tenías que enseñar?
-         Primero deja que me vaya a cambiar, luego te enseñare la casa.
-         Otra vez pero si ya me has enseñado la casa.
-         Si, pero no te he enseñado toda la casa.
-         Bueno y que para que quiero ver la cocina.
-         No es solo la cocina, falta es desván y el sótano también.
-         Viene siendo lo mismo, pero vale no tengo nada mejor que hacer.
-         Venga anda sube.
-         ¿A qué?
-         Ya te lo he dicho me voy a cambiar.
-         Ya pero no entiendo por que tengo que subir yo.
-         Porque no tienes nada mejor que hacer.
 Me río, es imposible no hacerlo, subo las escaleras mientras el me espera.
Entramos en su habitación era realmente enorme, y mientras pensaba esto abre una de las puertas del armario que en realidad llevaba a un enorme vestidor.
-         Sara ven por favor.
-         Voy.
-         ¿Dime que me queda mejor?
En una mano sostenía una camiseta azul de una marca conocida y en la otra una camisa roja.
-         La camiseta sin duda.
-         Gracias  no lo tenia muy claro, ¿por favor me puedes buscar unos zapatos y un pantalón baquero mientras me ducho?
-         Por supuesto, ¿te lo llevo al baño?
-         Si, por favor.
-         Vale, venga vete a la ducha corre.
Sale de la habitación. Yo busco entre tantísima ropa unos zapatos y unos vaqueros, encuentro uno, corto, perfecto para un día de verano. Le cojo también unos calcetines bajos, y casi me olvido de que no ha cogido ropa interior. Abro uno de los cajones y encuentro los boxer, cojo uno muy bonito. Cierro la puerta del vestidor y me dirijo hacia en baño. De camino escucho el agua caer. Me mentalizo para dejarle la ropa en la pata de la taza del baño e irme sin decir nada. Entonces abro la puerta y…

jueves, 21 de julio de 2011

Capitulo 3

Pasan unas cuantas horas, el se ha quedado dormido. Me levanto para hacer la comida. Me visto lo primero que encuentro. Me hago una coleta y bajo. No se cual es su comida favorita, le haré la mía. Busco en la nevera pero no hay prácticamente nada. ¿Estará abierta la tienda? Subo al cuarto a coger dinero. Abro la puerta, él esta allí vistiéndose.
-¿Qué haces? Descansa un rato más.
-No, que va, hoy quiero estar todo el tiempo contigo mañana tendré tiempo a dormir.
         -Tengo miedo.
         -¿De que?
         -De perderte. Se que es una tontería porque ni siquiera estamos saliendo.
         -Se que es muy pronto pero a mi me pasa lo mismo.
         -Te quiero.
         -Y yo. Por eso quiero que salgas conmigo. ¿Qué dices?
         -Que si.
         Me besa, pero yo todavía no me lo creo. Estamos juntos y tenemos todo un día por delante. Me escabullo de entre sus brazos y corro escaleras abajo el me sigue boy hacia la cocina. Me meto dentro de la barra el entra me agarra por la cintura.
         -¿Qué vas a hacer hoy de comida?
         -No lo se. ¿Cuál es tu comida preferida?
         -Tus besos.
         -Pero se agotaron.
         -Pues entonces ¿que te parece si hago pasta?
         -La hago yo.
         -No, tú descansa, no me gusto nada lo que te paso antes.
         -Estoy bien no te preocupes tanto de verdad.
         -¿Tienes ordenador?
         -Si, ¿por qué?
         -Tráelo, y busca haber si sale algo de lo que te ha pasado.
         -Estoy bien, no hace falta.
         -Por favor
         -Vale
         Subo y cojo el portátil. Me siento en la mesa de la cocina. El me mira expectante. Encuentro un consejero sexual. Le mando mi caso. En diez minutos ya me había contestado. Lo leemos los dos a la vez.

Querida Sara:

            Tu caso es muy común entre los jóvenes de hoy en día. No tienes nada de que preocuparte. Me has dicho que ya habías hecho el amor con otra persona antes. Si en tu primera vez no has sangrado, es incluso normal que cuando haces el amor por segunda vez con otra persona que quizá tenga el miembro de mayor tamaño que el anterior. También puede que tu himen este situado más arriba de lo habitual. En cualquier caso no te debes preocupar.
Atentamente.
Dr. Jorge Hernández

         Tras leer el mail, me abraza. La pasta ya debe de estar. Me besa y me dice.
         -Ves como no tenías que preocuparte. Vamos a comer.
        -No tengo hambre.
        -Pero que dices Sara. Tienes que comer.
        -No lo entiendes, yo lo he hecho por primera vez con el y el conmigo, yo quería que fuera así.
        -Y ha sido así. Tu lo has hecho primero con el y luego conmigo. El destino quiso que esto fuese así.
        -Tienes razón. ¿Pero que va a pasar cuando termine el verano? Tú ya no estarás.
        -Yo siempre estaré contigo, para lo bueno y para lo malo.
        -¿Enserio?
        -Pues claro que si.
         Le sonrío. Recojo el portátil y nos ponemos a comer, bueno mas bien como, el no tenia hambre. Me parecía extraño ya que en desayuno apenas había comido nada. Hablamos mientras comemos de lo que vamos a hacer al terminar de comer. Nos ponemos de acuerdo y decidimos ir a la casa de su abuelo y luego subir al río. Recojo la mesa y nos vamos. Salimos de casa cogidos de la mano. Tras andar quince minutos llegamos a la puerta de la casa del abuelo de Robert. Abre la puerta y entramos. La casa es enorme.
         -¿Te gusta?
        -Me encanta ¿de verdad es la casa de tu abuelo?
        -No te boy a mentir, es mi casa.
        -¿Cómo que es tu casa?
        -Si antes vivía aquí con mi padre.
        -Estas loco. ¿Cómo es que vivías aquí?
        -Mi padre compro esta casa cuando yo era un niño.
        -¿Y no te aburrías?
        -No era muy pequeño y todos los vecinos jugaban conmigo. A de más, había niños, los hijos de los que ahora viven aquí.
         -No me lo puedo creer. Así que, el niño que antes vivía aquí, ahora no se molesta ni en pasar por su pueblo natal.
        -¡Ey! Eso no es así.
        -¿Entonces como es?
        -Este pueblo me trae malos recuerdos.
        -¿Por qué?
        -Mi padre…
        -No hace falta que sigas, de verdad.
        -No, si estoy aquí es para superar en cierto modo esto. Mi padre murió cuando yo tenia solamente un año, en un accidente de trafico de camino al trabajo.
        -Lo siento…
         Me sentía fatal por preguntar. Tenia ganas de llorar. Al contarme su historia, recordé que yo tenía una madre, en algún lugar del planeta, viva o muerta, que podría no ser hija única y que quizá algún día la volvería a ver. Lo abrazo.
         -Bueno, ¿te apetece que te enseñe la casa?
        -Si, claro.
         Empieza por el recibidor en donde me enseña un retrato de su padre, el recibidor era inmenso, podía coger dos veces mi habitación, en el había tres puertas y unas escaleras, en el centro se encontraba una chimenea, subimos las escaleras y dimos a un gran pasillo que en medio tenia un circulo, en el pasillo había cuatro puertas. Me coge de la mano y entramos en una de ellas.
         Una vez visto todo el piso de arriba en que había tres habitaciones y un baño, bajamos a bajo. En el piso inferior había un salón, un gran comedor y un pequeño aseo.
         Al ver que no había cocina me extrañe y tuve que preguntar por ella.
         -Robert y la cocina. ¿Dónde esta?
         -¡Ho! Si la cocina, veras, la  cocina… no la podemos ver ahora por que esta sin recoger. Pero te la enseñare otro día. ¿Vale?
         -Entiendo, no te preocupes.
         -Espero que no te parezca mal.
         -¡No!
         Tras decir esto, me lleva y me enseña una pequeña piscina que tienen en la parte de atrás de la casa. Estaba entre barios árboles, entre dos de ellos había puesta una hamaca. En la parte más cercana a la casa había una mesa y una barbacoa, al final del jardín se encontraba una pequeña caseta. Robert me llevo hasta ella para enseñármela dentro solo había unos cambiadores con un aseo y en un cuarto paralelo a éstos un montón de trastos viejos.
         Salimos de su casa y nos dirigimos a casa de la abuela. Cuando llegamos cenamos y hablamos un rato. Luego nos fuimos a dormir.

martes, 19 de julio de 2011

Capitulo 2

Amanece. Hemos pasado la noche hablando, besándonos, tocándonos, mirándonos. Nos hemos conocido. Hemos hablado tanto que hasta sabe que es la segunda persona con la que estado. Eso no quiere decir que fuese la segunda vez que ago el amor en mi vida. Antes cuando estaba con Tony lo hacíamos casi todos los días, pero el era distinto a Robert. Yo había compartido con el prácticamente toda mi vida. Lo había conocido en el segundo año de la educación básica, se había ido el año pasado a un colegio público, que quedaba a las afueras de la ciudad y poco a poco lo nuestro se acabo.
-El desayuno será a las nueve ¿que quieres hacer?
-Que te parece si esperamos a que el desayuno este listo, bajamos a desayunar y después cuando ellos se vallan podemos ducharnos e ir a dar una vuelta.
-Pero, ¿adonde se van?
-Creo que a una fiesta de unos amigos a la ciudad.
-Pero se tarda más de dos horas en llegar a Valei.
-Si, por eso se marchan tan temprano la fiesta es de tarde, así que ellos volverán mañana.
         Me río. Mi sonrisa es pícara, al igual que mi gesto. El me mira y me besa. Esperando los dos a escuchar un ruido. Abrazados expectantes de cualquier movimiento. En media hora se queda dormido. Lo tapo, hace fresco. Boy para mi cama, me tapo y pongo el despertador para las  nueve y diez.
         Suena el despertador. Lo apago velozmente. Él ya no esta. Me pongo la bata y bajo a desayunar. Lomito en la mesa, bebiéndose la taza de leche que mi abuela le ha puesto. Me mira, sonríe. El esta vestido, pero su pelo revuelto dice que no se ha duchado. La abuela me mira con cara asesina, es normal porque no me he vestido para desayunar.
-Sara, ¿que haces así?
-Lo siento abuela, es que hoy no me encuentro muy bien. Creo  que me quedare en casa todo el día.
-Yo tengo que salir es el aniversario de boda de una amiga, pensaba que quizá te gustaría venir.
-Lo siento abuela, se que quieres que vaya pero creo que no estoy en mi mejor momento.
-No se preocupe señora Clara, yo me puedo quedar si quiere, la llamaremos al móvil y si quiere yo le puedo hacer la comida a Sara.
-Bueno, no se, pero tu abuelo también quiere que tú vallas con el.
-Abuelo ¿te importa si me quedo a cuidar de Sara?
-Esta bien te puedes quedar pero nosotros, nos tenemos que marchar dentro de nada y no volveremos hasta mañana.
-Vale os llamaremos  al mediodía y después ya acordaremos la próxima llamada.
         Mientras la abuela fregaba y Josue hacia una pequeña maleta, yo subí arriba. No me lo podía creer, mi abuela se había echado ligue y yo a su vez me había ligado al nieto de su ligue.
         Me acuesto en cama y solo puedo pensar en el. Robert es un poco mas alto que yo, tiene los ojos como la miel, su pelo era castaño y en una de sus orejas lucia un pequeño pendiente. Su cuerpo estaba fuerte, musculoso y bronceado. Yo sentía algo que nunca había sentido por nadie, el era distinto, era un caballero.
         Mi abuela me llama. Me levanto y miro la hora que es, diez y cinco. En diez minutos seré libre, nadie al mando nada más que yo. Quiero ir al río con él, quiero que me enseñe su casa, bueno la casa de su abuelo. Quiero reírme de nuevo con el sin tener que esconderme de nadie. Quiero que mi abuela se valla cuanto antes para poder conocerlo de verdad. Así que tengo que bajar, bajar para que este infierno se convierta en el paraíso deseado. Bajo para despedirme. El esta abajo, oigo a mi abuela como le dice a Robert que si me duele la garganta que me de miel con limón y agua, si me sube la fiebre el jarabe esta en el armario de la cocina,…. Consejos, consejos y más consejos. Meras frases que en breve no van ha servir para nada.
-¿Ya os marcháis?
-Si, ¿te encuentras mejor?
-La verdad es que si. A lo mejor acompaño a Robert asta su casa para que se cambie.
-Estaremos bien. No se preocupe señora Clara.
-Cuida de ella por favor Robert.
-No se preocupe yo cuidare de ella.
         Y tras esto, llegan las despedidas, besos y abrazos. Luego solos, por fin solos. Me pregunta si de verdad estoy bien.
-No seas tonto, claro que estoy bien.
-¿A si?
-Pues claro.
-Joop… Y yo que pensaba que te iba a poder curar.
-Bueno, me duele un poco el pecho siento como si algo se me hubiese clavado.
-Pues creo que tengo la solución.
         Nos reímos. Él mira mi albornoz y acto seguido comienza a besarme. Me quita el albornoz y me mira.
-Te va a parecer raro porque te conocí ayer, pero desde el primer momento en el que te mire tuve ganas de besarte.
-No me parece para nada raro, es mas siento que tú eras esa persona que faltaba en mi vida.
-Te quiero.
-Y yo.
Sin decir nada más nos besamos. Entre besos subimos al piso de arriba. Su colchón, el colchón donde hemos pasado la noche, el colchón en el que parece que el tiempo no pasa, el colchón que un día se dejo de usar y que ayer nosotros le dimos de nuevo uso.
Nos tumbamos y el se pone encima de mi sacándose la camiseta, luego se desabrocha de pantalón, me mira, me besa. Entonces me saca el camisón, me besa el pecho y me pregunta.
-¿Es aquí donde le dolía?
Yo le sigo el juego.
-No, es mas abajo.
Entonces me besa el ombligo y yo me río.
-¿Es aquí donde le duele?
-No, mas abajo.
Y me saca el tanga con la lengua, sin miedo. Entonces me dice.
-Creo que lo que usted tiene es un buen calentón.
-¿Es muy grabe?
-No, tiene cura.
-A si, ¿y cual es?
Entonces me coge en brazos y me lleva al baño.
-¿Te apetece?
-Si es contigo si.
Me besa y sale del baño. Yo lo observo desde el marco va a mi maleta y coge un preservativo. Me lo enseña. Entra en el baño y mientras el se lo pone yo abro el grifo del jacuzzi. Me coge por la cintura pero no le dejo tiempo, me giro en seguida y lo beso. Me pone contra la pared y me mira de esa manera tan especial. Le sonrío y de un salto me pongo encima de el. El sabe lo que quiero. Pero solo me besa. La bañera ya esta.
-Espera la bañera va a desbordarse.
-Corre ciérrala.

lunes, 18 de julio de 2011

Capitulo 1

Ya es sábado se acabo la cena, el desayuno que no me he tomado y las despedidas de ultima hora. Ahora toca descansar… toca irse a casa de la abuela Clara. ¿Qué tocara este año? Un té, unas pastas y una amiga de la abuela o quizá un libro para olvidarme de todo. Puede que por casualidad a mi padre le sobre un poco de tiempo para verme este verano o por lo menos eso me ha dicho en su última carta.
         La abuela Clara me ha recibido como siempre un fuerte tirón de mejilla y un abrazo de los que te deja sin aliento. El viaje ha sido larguísimo y vine con un hambre tremenda. La comida de la abuela como siempre ha estado riquísima pero no me gusta que este Josue con nosotras, al parecer es el “ligue” de la abuela, por eso, en cuanto he podido me he metido en la habitación en seguida, es mi refugio ante el resto del mundo. Desde la ventana de mi habitación puedo observar una casa nueva, todavía no han acabado de construir el garaje, pero creo que vive gente. ¿Quién será? ¿Vendría gente nueva al pueblo? Bueno si es así me da igual seguramente será un matrimonio de ancianos. En este pueblo solo hay ancianos. Le diré a la abuela que me voy a leer al campo que hay por encima de la casa nueva, así de paso investigo  un poco.
-Abuela me voy a leer un rato a fuera.
-No vengas mas tarde de las ocho que va a venir Josue para echar una partida a las cartas.
-Vale abuela no te preocupes.
         No recordaba este camino tan estrecho, debe de ser que las hierbas han crecido. El campo esta más verde y frondoso, da la sensación de que alguien ha estado plantando algún tipo de flores por esta zona. Esperare, como siempre, el atardecer bajo la sombra del manzano que esta en la parte más lejana al camino mientras leo el libro que me he traído. Esperé pues unas horas en las que he leído, reído e incluso asombrado por la belleza del campo y por la sensación de ser libre de nuevo. Me he acostado sobre la hierba fresca para ver las nubes con ese tono especial que le da el sol en los últimos momentos del día. Estaba tan relajada que no me daba cuenta de la hora, hasta que alguien me pregunto:
-¿Perdona eres Sara?
         Me quede en blanco y de repente.
-¿Estas bien?
         Me levanto, me arreglo un poco y entonces cuando el me estaba viendo, le dije:
-Lo siento, creo que no te conozco.
         Y mientras lo decía aprovechaba para echarle un vistazo.
-Claro, lo siento no me he presentado me llamo Robert, soy el nieto de Josue.
-Ams… Y dime ¿Qué querías?
-Me ha mando la señora Clara a buscarte, dijo que tenias que haber regresado a las ocho y que estaba muy preocupada por ti.
-¡Es verdad! No se donde tengo la cabeza últimamente.
-No pasa nada, la señora Clara es muy buena y hace un pastel de carne buenísimo.
         Nos reímos, menuda tontería, ¿a que vendría eso?
-Si, ya lo se. Me encantan los pasteles que hace mi abuela.
-Bueno creo que ahora que te he encontrado es hora de irse, porque si nos retrasamos un poco más, son capaces de llamar a “Desaparecidos”.
-Tienes razón.
         De camino a casa solo pensaba: ¿donde se había metido todo este tiempo? ¿Qué hacia aquí? ¿Lo volveré a ver? Lo mas curioso era que no sabia el porque sabia que mi abuela Clara hacia esos ricos pasteles de carne y lo mas curioso ¿Por qué mi abuela lo había mandado a buscarme?
-Ya llegamos.
         Lo dijo mientras abría la puerta como si estuviera en su casa y yo fuera la invitada. Entro yo primera, es todo un caballero, había un aroma que yo desconocía, olía genial pero yo sabia que eso no me iba a librar de la reprimenda que me iba a dar en breve la abuela, de los nervios no me diera prácticamente cuenta de que Robert me había cogido la sudadera de la mano y la había colgado, en ese momento sale la abuela de la cocina, se esta secando las manos al delantal y entonces me dijo:
-Sube a tu cuarto y cámbiate, baja en cuanto estés lista. Por cierto ya me explicaras luego porque has llegado tan tarde. Vístete la ropa que te he comprado.
         Subo tan rápido como puedo, no tengo tiempo que perder, abro la puerta y ahí están las bolsas, encima de la cama. Las abro pese a todo espero que mi abuela tenga buen gusto o que se halla dejado aconsejar por las dependientas. Primero abro los zapatos, son rojos de tacón, por lo menos son bonitos. Abro el paquete grande, es un vestido palabra de honor en color rojo y con los bordes en negro caía hasta la cintura recto y cae hasta las rodillas en forma de campana, pensé que podía ser peor. Me lo visto enseguida, el vestido ya esta planchado, me pongo los zapatos. Empiezo a recoger los envoltorios de los regalos y me doy cuenta de que me falta un pequeño regalo. ¿Qué será? Lo abro y me llevo una gran sorpresa al abrirlo, una hermosa diadema roja a juego con un bolso de mano, el vestido y los zapatos. Me pongo la diadema el pelo me cae sobre los hombros me siento rara puesto que siempre me ago una coleta. Me miro y sin pensarlo dos veces bajo al comedor. Ya están todos allí, pero yo solo me preocupo de que mi aspecto no sea espantoso. Me siento a la mesa. La mesa es larga pero sin embargo es bastante estrecha, yo estoy sentada en un lateral y Robert enfrente de mí, la abuela y Josue están sentados en los extremos de la mesa. Los platos ya estaban servidos, la mesa estaba puesta con la mejor bajilla. Me extrañe durante un segundo, pero, después, solo me podía fijar en el, tan cerca, con esa sonrisa tan bonita. Me eché hacia atrás el pelo y luego no miramos fijamente, como si solo estuviéramos los dos solos.
         Cuando terminamos de cenar Josue, el abuelo de Robert, dijo que su nieto si no hubiera sido porque la madre se había ido de viaje a Chile, no se habría dignado a aparecer por allí en todo el verano. Siendo sincera yo no vendría si me dejaran escoger, pero en mi caso tiene una explicación porque yo vengo todos los años al mismo lugar, en el que la discoteca es un viejo bar en el que suenan canciones ya pasadas de moda y en el que el cine es lo mejor que te puedes encontrar, aunque solo pongan clásicos no importan porque estas en contacto con la naturaleza. Nos dieron las dos de la mañana hablando y contando anécdotas. Era ya tan tarde que la abuela les invito a quedarse a dormir. Josue ya debía de estar bastante acostumbrado, porque no se lo pensó ni un minuto. El problema es que como mi abuela utilizaba el cuarto de abajo como trastero, le tuvieron que poner un colchón en mi habitación para que durmiera. Lo peor no fue cuando me lo dijo mi abuela, sino cuando llego la hora de meterse en cama. En cuanto salí del baño con el camisón y abrí la puerta de la habitación y lo encontré en calzoncillos. Solo se le ocurrió decir:
-Espero que no te moleste, es que no tengo pijama.
-No tranquilo no me molesta, pero que haces ahí.
-Lo siento, no me he dado cuenta de que no estoy en mi casa, me encanta ver las estrellas antes de ir a dormir.
-No, tranquilo, a mi no me molesta, es mas a mi me encanta estar en la ventana al fresco y sentir por un momento que puedo tocar las estrellas.
         Sin darme cuenta prácticamente estaba a su lado apoyada en la ventana viéndolo y entonces se hizo el silencio. En mi mente solo pasaba la idea de que apenas nos conocíamos, pero mí corazón decía, hazlo. No me podía resistir, así que me erguí y toque suavemente su torso medio desnudo, el me agarro por la cintura y seguidamente yo le rodee el cuello con los brazos y nos comenzamos a besar, parecía que no había nadie en el mundo aparte de nosotros. El bajo un poco mas las manos y luego empezó a subirlas llevando consigo mi camisón y dejando entre ver mi tanguita negro. El tenía ganas de seguir y yo tenía ganas de que siguiera. Me saco el camisón y me pregunto si quería hacerlo. Yo conteste rápidamente que si con un gesto de cabeza. El me saco el tanga con la boca. Estábamos sobre el colchón que le habían puesto, besándonos. Yo me senté y el se puso de rodillas, le saque el calzoncillo mientras el me intentaba desabrochar el sujetador. Acostados, cuerpo con cuerpo, ambos unidos cerca de ser un único ser. Me mira y se para como preguntando. Entonces me dijo si estaba segura no podía hablar debido a la tensión del momento, entonces volví a asentir. El me empezó a besar llego a cerca del ombligo cuando se paro. Lo mire, se estaba levantando y yo junto a el. Me dio miedo el simple hecho de que se echara atrás. Y a la fuerza le tuve que preguntar.
-¿Estas bien?
-Un momento no te preocupes.
         Mientras me decía esto me abrazaba dulcemente al tiempo que seguía preocupado por algo.
-Si no estás seguro lo entiendo.
-No es eso, no se como decírtelo.
-No sabes decirme ¿lo que?
-Pues, que no tengo preservativo.
-Tranquilo, yo si.
         Me dirijo hacia mi maleta y cojo uno de una caja.
-He venido directamente del internado y allí nunca se sabe lo que te puede suceder.
         Me sonríe y me besa. Se lo pongo con mucha suavidad. Entonces me acaricia, me besa, le toco, me toca. Me toca a mi, es mi turno, me pongo encima de el, nos miramos, pero es nuestro turno, el turno de los dos, dibuja mi silueta con sus dedos y entonces me levanta en brazos y me une a el.